Es gracioso lo del ministro Ávila. Tiene más vidas que un gato, y eso que está pedido hace rato. Boric lo iba a cambiar en mayo, tanto así que estaba puesta su silla en el escenario para la ceremonia de cambio de ministros, pero como salió el tema de la discusión que tuvo con una diputada, se salvó para que no pareciera que se iba por esa tontera.
Ahora quizás cuándo lo va a poder echar el Boris, porque si lo cambia muy luego el gobierno estaría quedando mal por defenderlo.
Bien absurda toda la situación. Lo quieren sacar hace rato pero al Boris le siguen cagando la ocasión.
Problema de origen de la acusación Entre las razones para que este cuarto libelo impulsado por la derecha fracasara, en la oposición mencionaban que tuvo un problema desde su origen. La recriminación apuntaba directamente a las diputadas que anunciaron inicialmente el libelo: Francesca Muñoz y Sara Concha, pertenecientes al Comité Social Cristiano.
La molestia apuntaba a que las dos parlamentarias dieron un carácter ideológico a la acusación, y muy concentrado en los temas valóricos que ambas impulsan debido a que son evangélicas. Por ejemplo, en el libelo, tres de los siete capítulos tuvieron que ver con los temas de educación sexual que ha impulsado el ministro.
Este, reclamaban en Chile Vamos, fue un tema que ahuyentó a los parlamentarios de centro, y a algunos más liberales en la derecha.
En la UDI comentaban que pese a que Evópoli solo restó dos votos, su ausencia dio una señal para ahuyentar a otros sectores más de centro.
Encontré llamativo que el problema de la acusación fue esto. Al final en mi opinión el gobierno no ganó (porque algo pasa ahí y comunicacional, legal y moralmente están muy cuestionados con todos estos convenios y traspasos) pero que una acusación constitucional evangélica hubiese ganado habría sido algo bien nefasto porque la orientación de la acusación no era la correcta.
Probablemente las diputadas del comité social cristiano le ganaron la carrera al resto de Chile Vamos armando la acusación constitucional. Si es estrictamente por ideología es fácil armar un discurso sobre porqué alguien no está haciendo bien su pega, porque para esa gente la condena ya está lista según su punto de vista.
Una acusación seria, por ideología que tenga detrás toma como mínimo un poco de perspectiva del asunto y considera que aquellos que están juzgando puedan no tener la misma opinión o creencia que quien crea la acusación misma.
El ministro Ávila tiene tejado de vidrio, pero los que intentaron romper las tejas le fallaron en cada piedrazo.
En el fondo la acusación siempre tuvo el rechazo a los temas valoricos de la agenda del gobierno. Dando más sustento en acusar al actual ministro de educación por su orientación sexual.
¿Qué, se están recriminando unos a otros por no ser lo suficiente homófobos? Aaaah pero cuando vuelven a casa con sus hijos…
Esta derecha chilena da vergüenza ajena.