Luego de que se cayera la acusación constitucional contra Marco Antonio Ávila, en la oposición se desataron fuertes críticas entre las tiendas. RN se enfrentó a Evópoli, mientras en Chile Vamos se reflexionaba sobre cómo articularse a futuro como oposición.
Encontré llamativo que el problema de la acusación fue esto. Al final en mi opinión el gobierno no ganó (porque algo pasa ahí y comunicacional, legal y moralmente están muy cuestionados con todos estos convenios y traspasos) pero que una acusación constitucional evangélica hubiese ganado habría sido algo bien nefasto porque la orientación de la acusación no era la correcta.
Probablemente las diputadas del comité social cristiano le ganaron la carrera al resto de Chile Vamos armando la acusación constitucional. Si es estrictamente por ideología es fácil armar un discurso sobre porqué alguien no está haciendo bien su pega, porque para esa gente la condena ya está lista según su punto de vista.
Una acusación seria, por ideología que tenga detrás toma como mínimo un poco de perspectiva del asunto y considera que aquellos que están juzgando puedan no tener la misma opinión o creencia que quien crea la acusación misma.
El ministro Ávila tiene tejado de vidrio, pero los que intentaron romper las tejas le fallaron en cada piedrazo.