Hayhayhay, a veces me irrita cuando la gente se pone modo full religión con uno, la otra vez me intercepto una koreana, con un español muy quebrado y yo pensé que iba a ser una captadora pa un restoran de ramen o algo, pero resulta que era una misionaria.
Imagina ir a literalmente el otro lado del mundo para incordiar gente a la salida del metro.
Alguna vez afuera de la u me atajó un coreano que iba acompañado de un chileno bien piolita. Yo, como andaba solitario y a la espera de algún compañero con quién viajar en metro le seguí el hilo.
La conversación fue a pesar de insistente, no desagradable. No fue la interacción que buscaba en el momento realmente, porque no quería ir a la iglesia de ellos, ni pensaba mantener contacto o algo por el estilo, pero igual fue entretenido ver cómo se sentían algo comprendidos o satisfechos de conversar. La verdad es que a pesar de lo panfletero del inicio de la conversación, se volvió más relajada con el rato, y las personas actuaron de forma sincera y abierta abandonando un poco el lado misionero y hablando de cosas un poco más humanas: cómo llegó acá, sus motivos para ser creyentes, el cambio de iglesia del chileno, etc.
No recuerdo nada de los detalles conversados, pero si recuerdo que al despedirme (sus 40 minutos aprox., yo un poco aburrido ya), me fui al metro y llegué al departamento. Lamentablemente no hubo amigos que me acompañaran ese día, pero al menos hablé con alguien. Agridulce sensación, pero en ese momento peor era nada.
Cuando me enteré que los mormones tienen que pagarse el viaje ellos mismos y que no deciden el deciden el destino, ahora no me dan pena, sino risa. Que tontera más grande. Jejeje
Hayhayhay, a veces me irrita cuando la gente se pone modo full religión con uno, la otra vez me intercepto una koreana, con un español muy quebrado y yo pensé que iba a ser una captadora pa un restoran de ramen o algo, pero resulta que era una misionaria.
Imagina ir a literalmente el otro lado del mundo para incordiar gente a la salida del metro.
Alguna vez afuera de la u me atajó un coreano que iba acompañado de un chileno bien piolita. Yo, como andaba solitario y a la espera de algún compañero con quién viajar en metro le seguí el hilo.
La conversación fue a pesar de insistente, no desagradable. No fue la interacción que buscaba en el momento realmente, porque no quería ir a la iglesia de ellos, ni pensaba mantener contacto o algo por el estilo, pero igual fue entretenido ver cómo se sentían algo comprendidos o satisfechos de conversar. La verdad es que a pesar de lo panfletero del inicio de la conversación, se volvió más relajada con el rato, y las personas actuaron de forma sincera y abierta abandonando un poco el lado misionero y hablando de cosas un poco más humanas: cómo llegó acá, sus motivos para ser creyentes, el cambio de iglesia del chileno, etc.
No recuerdo nada de los detalles conversados, pero si recuerdo que al despedirme (sus 40 minutos aprox., yo un poco aburrido ya), me fui al metro y llegué al departamento. Lamentablemente no hubo amigos que me acompañaran ese día, pero al menos hablé con alguien. Agridulce sensación, pero en ese momento peor era nada.
Cuando me enteré que los mormones tienen que pagarse el viaje ellos mismos y que no deciden el deciden el destino, ahora no me dan pena, sino risa. Que tontera más grande. Jejeje
Es como yo cuando voy a congresos
Increíble el poder del abuso constante, te mete en la posición de “no puedo molestar o TODO EMPEORARÁ AÚN MÁS”
A lo mejor era sólo una excusa para seducirte o reclutarte para su grupo de k-pop.