En este hilo, siéntete libre de compartir tu historia, tus experiencias, cosas que te pueden haber ayudado y si quieres, qué cosas se te hacen difíciles hoy en día.

Este hilo no es para resolver los problemas ajenos, sino para compartir y ser escuchado con compasión y empatía.

Les pido por favor no ofrecer consejos a aquellos que no lo solicitan y tener consideración por la tranquilidad de los demás al momento de compartir nuestras vivencias.

Si al compartir tu historia, sientes la necesidad de usar lenguaje muy cargado o describir situaciones muy gráficas/traumáticas/que podrían gatillar sentimientos negativos en otros, te pido por favor usar la funcionalidad de spoiler para ocultar lo que podría alterar la tranquilidad de un otro.

Como dice en la barra, evitemos juicios, acusaciones, mandatos, bromas, alarmismo y sentimientos con demasiada carga para así todos disfrutar de un lindo santuario en este rinconcillo virtual. 🤗🤗🤗

  • _donnadie_
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    10 hours ago

    Cómo no sentir miedo mientras viajo en avión google buscar

    Por qué tirito como si el avión se fuera a caer cuando solo es un poco de turbulencia google buscar

    Cuando chico no me daba miedo viajar en avión, pero con el tiempo se me ha vuelto más difícil, especialmente desde la vez que me tocó viajar después de saber que me eché un ramo (el único con el que tuve ese percance) en la u. Generalmente soy bien aterrizado (jaja) a pesar de mis pequeñas locuras, pero he tenido problemas con los aviones desde el 2019.

    Este viernes viajaré bien acompañado, espero que no me haga tiritar y saltar tanto.

    • Pudutr0nOPM
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      8 hours ago

      Chuata, amigo, qué fome y lo siento. Tengo un amigo que también entra en pánico con los vuelos y a veces lo pasa bastante mal. Espero que le vaya muy bien en este vuelo con compañía!! Generalmente las cosas difíciles se hacen más llevaderas con alguien cercano cerca. :)

      Gracias por compartir.

      Edit: y divertido cómo el funciona el cerebro y hace esas asociaciones. Espero que se vaya haciendo menos intenso.

  • Pudutr0nOPM
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    2 days ago

    Bueno, supongo que alguien tiene que empezar así que aquí posteo mi historia.

    Me llamo Pudutr0n. Antes que nada me gustaría aclarar que no soy un profesional de la salud mental. Soy solamente alguien que ha tenido que enfrentar varias crisis emocionales, mentales y de situaciones de vida, tanto propias como ajenas.

    Bueno, en fin, si se quieren dar la lata, aquí está mi historia…

    Mi Juventud (Contiene dinámicas familiares poco sanas, depresión y abandono)

    Me tocó cambiarme harto de colegio de chico. Mis papás ambos juntos bajo un mismo techo y criándome a mí, mi hermano y 2 hermanas mayores. A mi papá le iba bien económicamente y la verdad es que conté con todos los privilegios materiales que se podrían querer, tanto así que se pasaba al exceso, la malcrianza y el derroche. A pesar de este enorme privilegio, siempre supe que algo no estaba muy bien dentro de mi familia.

    Mi papá casi siempre ausente, y cuando volvía, no tenía mucho interés en pasar tiempo conmigo o mis hermanos. A veces también tenía exabruptos emocionales sin mucha razón y las peleas con mi madre eran frecuentes e intensas. Mi mamá daba mucho menos permisos y ponía una cantidad de restricciones que veía que no aplicaba en el caso de otros niños. Recuerdo alguna vez haber ido a la casa de amigos con padres cariñosos y haberme sentido extrañado. Una familia en que los papás no gritan constantemente? Eso también existía?

    Con mi hermano no éramos muy cercanos. Mis hermanas, varios años mayores, andaban en otra. A pesar de no tener mucho con quién jugar en mi casa, en el colegio tenía un grupo de 3 amigos muy cercanos, con quienes salíamos a hacer estupideces y jugar videojuegos.

    Un día llegué al colegio y mis amigos habían decidido, en algún minuto que yo no estaba, hacerme la vida imposible. Me insultaron todo el día por varios meses con bastante crueldad y molestaban sin misericordia. Me quedé sin amigos de un día para otro y no sabía por qué.

    Empecé a pedir no ir al colegio a mi mamá. Muchas veces me dejaba. En el día no hacía nada. Me quedaba en mi cama mirando el techo. A pesar de que en mi familia los tratamientos sicológicos y siquiátricos eran un tabú, se empezó a volver evidente que estaba severamente deprimido. A los 12 años ya quería estar muerto.

    Me cambiaron de colegio y llegué a un lugar nuevo, en donde nunca me sentí que calcé bien con nadie y me costó una enormidad conectar con otros de manera cercana. Era bastante tímido, introvertido, raro en mis intereses, y frecuente objeto de matoneo (aunque no era de los que la pasaban peor).

    Salí del colegio y entré a una carrera rimbombante en una universidad prestigiosa, como se me había instrudio que debía hacer, pero nunca realmente quise. Me iba relativamente bien, pero siempre me sentí un poco alejado de los círculos en los que me movía.

    Eventualmente aprendí que podía ponerme una máscara y ser más canchero, más cuentero, tirar tallas un poco más pesadas y tratar a la gente con un poco menos de empatía, y curiosamente, eso me ganaba respeto y consideración.

    Luego de aplicar esta fórmula por algunos años, a principios de mis 20, empecé a sufrir de depresiones cada vez más negras. Al comienzo cortas y esporádicas, y luego cada vez más frecuentes y más largas. Eventualmente tuve que congelar semestres.

    Mi Crisis (Contiene intento de suicidio, comportamientos destructivos, aislación)

    Cuando me tocaba terminar la tesis, decidí quitarme la vida. Toda mi vida se me había dicho que con una buena carrera iba a sacar una buena pega y con una buena pega, podía tener una buena familia y que de eso se trataba la vida.

    El enfrentarme con la cruda realidad de que nada de lo que me ofrecía el éxito en mi carrera eran cosas que yo quería para mi vida, que las alternativas eran simplemente impensables (porque esa sería una vida “fracasada”), y que nadie ni si quiera me conocía, sino que solamente estaban felices que yo usara una máscara que ponía al frente mío, todo sumado me llevó a intentar quitarme mi vida de manera bastante seria y deliberada. No voy a hablar del método, pero digamos que el plan era no sobrevivir.

    Antes había hecho un par de ejercicios similares a modo de grito de ayuda, los cuales mi familia nunca mencionó a nadie ni conversó conmigo, pero esta vez era en serio. Quería morir porque la vida era intolerable para mí.

    Terminé en un siquiátrico, encerrado por un par de meses, la experiencia más traumática de mi vida. Los doctores no ayudaban mucho y más que nada querían estrujarle la billetera a los padres.

    Logré salir de ese infierno y finalmente di con una sicóloga con que me sentí entendido.

    Sin embargo, aún quería morir. Luego de haber destruido mi reputación, mi posición social, mi carrera profesional y mi vida familiar de manera completa, tenía aún menos ganas de vivir.

    Me dediqué a cuanto exceso y comportamiento autodestructivo podía llevar a cabo con la poca plata que me daba mi mamá.

    Me metí en drogas, comida chatarra, excesos de todo tipo y corté todo contacto con mis amistades. No le contestaba el teléfono nunca a nadie. Literalmente nunca y literalmente a nadie. Me dediqué a destruir mi vida para que no quedara nada y que nadie me echara de menos cuando me matara y me resultara.

    Después de no contestarle a nadie ni a ir a ninguna actividad familiar ni social en años, llegó un día mi cumpleaños… y nadie me llamó. Nadie me habló, nadie me saludó. Recuerdo haber pensado para mí mismo “Lo lograste. Eres un muerto en vida. Ya no le importas a nadie. Ahora sólo te tienes que matar, pero que esta vez te funcione.”

    El Punto de Inflección (Contiene Ideación suicida gráfica)

    En esta época estaba constantemente planeando cómo matarme. De dónde me iba a tirar, qué pastillas o químico me iba a tomar, de dónde colgarme o cómo iba a lograr que me atropellaran… Esto no era un pensamiento de algunas veces al día, era literalmente todo lo que pensaba todos los días por algo así como un año.

    Un día bajé a la cocina a hacerme un pan. Me distraje con algo y empecé a sentir olor a quemado. Miré el pan y se había quemado. Lo miré por un buen rato y empecé a recordar todos los errores que había cometido, todas las cagadas que me había mandado, toda a la gente valiosa que había alejado para poder morirme, todas las estupideces malas decisiones que tomé… y me puse a llorar. Amargamente. Por un pan quemado.

    Mi hermana mayor, que estaba dando vueltas por allí, me vio, se acercó, y me dio un abrazo. Luego de unos segundos, se alejó, me miró fijo a los ojos, y me dijo algo que no se me va a olvidar por el resto de mi vida. Con un tono maternal pero serio, me dijo:

    “Pudutr0n, crecer duele”. Luego me abrazó un poco, me volvió a mirar a los ojos y me dijo “pero siempre vale la pena.”. Yo lloraba completamente desconsolado. Me abrazó un rato más y después se fue sin decir nada más.

    Y eso fue justo lo que tenía que escuchar en ese minuto. Con la terapia y el tiempo acepté que podía seguir cavando mi hoyo o que podía aprender de mis errores y tratar de salvar la vida que me quedaba.

    Mi Recuperación (Contiene mención de adicciones y uso de sustancias)

    Después de que finalmente dieron con pastillas que funcionaban para tratar mi trastorno bipolar (diagnosticado hace no tanto) y sus buenos años de terapia, empecé a trabajar mi diálogo interno. Empecé a tratar de hacer actividades un poco menos destructivas, a buscar qué cosas eran importantes para mí y a tratar de aceptar mi situación sin juzgarme a mí mismo.

    Encontré metas de vida que me hacían sentido, gente que me aceptó por quién era, comportamientos que me hacían mejor, y de a poco fui saliendo de este hoyo que me había cavado. Después de encontrar pega y poder irme del lecho familiar, que no estaba ayudando en absoluto, la recuperación fue cada vez más rápida.

    A mis 30 años de vida, puedo decir que por primera vez desde mis 11, no me odiaba completamente, y eso para mí fue todo un logro.

    Y de allí ha sido el largo y arduo camino a ir mejorando hábitos, observando conductas que no me hacen bien, procesando sentimientos y siempre tratando de crecer.

    No es que desde allí no haya tenido crisis, pero han sido cada vez más manejables y he tenido tanto la red de apoyo como las herramientas emocionales para manejarlas de mucho mejor manera.

    Las adicciones siguen siendo un tema para mí, pero uno que he logrado controlar de manera satisfactoria en el último tiempo. Llevo ya un buen rato sin consumir nada de manera dañina/destructiva y ahora estoy eliminando completamente las sustancias y manejando comportamientos adictivos de maneras muchísimo más sanas que antes.

    Y bueno, ahora aquí me tienen en este espacio compartiendo mi historia, no para que les de pena ni justificar mi vida, sino para que los que también lo estén pasando mal sepan que se puede salir de lugares MUY oscuros.

    Y si me leyeron, pucha, muchas gracias por abrirse a saber de mi experiencia y mucho ánimo en ir mejorando su situación de vida, que hasta en lo más oscuro de lo oscuro se puede encontrar la luz.

    Si quieren saber más de lo que siento que aprendí a partir de mis experiencias, alguna vez escribí al respecto en Reddit:

    Nuevamente, no soy un profesional de la salud mental. Sólo me han tocado mis años de circo en este mundillo del autocuidado, la salud mental y el crecimiento personal, así que tómense mis consejos con un grano de sal, como dicen los gringos. Un gran abrazo!