La semana pasada nos juntamos a jugar War of the Ring: The Card Game, una adaptación del juego de tablero de La Guerra del Anillo, una adaptación de los sucesos de El Señor de los Anillos. Fuimos 3 jugadores por lo que un jugador jugó con los pueblos libres (Hobbits, Gandalf, Elfos, Enanos, Dunedain y Rohan), uno con Saruman (que también se encarga de los monstruos) y yo con el Rey Brujo (los nazgul y resto de Mordor).

Es sumamente temático! pero lo más gracioso fue que el jugador de Saruman no había visto ni leído nada de LotR antes, por lo que hubo comentarios del tipo “Tengo una carta que me permite activar la batalla de Minas Tirith, debería ponerlo en juego? creo que podemos ganarlo”, a lo que yo y el jugador de los pueblos libres respondimos al unisono “no vas a poder ganarlo”.

Fue muy interesante porque los pueblos libres nos estaban sacando una ventaja tremenda al principio, pero entre más avanza la historia, se le pone más y más complicado a los buenos sobre todo si no administran sus héroes correctamente. La maldad triunfó sobre el bien.

Terminamos la noche con algunas partidas de Hidden Leaders, un juego de roles ocultos en donde los jugadores van jugando cartas para influenciar a las facciones en guerra por el trono, pero nadie sabe para quién trabaja, todos los jugadores están ayudando secretamente a dos bandos. La gracia del juego es descubrir a qué facción están apoyando tus oponentes y tratar de que gane la que tu apoyas pero no ellos. Es muy bonito en cuanto a estética, pero sentimos que le faltó algo de claridad a las mecánicas.